19/09/2016
Si el primer término haría referencia a la vinculación de la especie humana con la familia de los homínidos, el segundo término apelaría ya a la condición esencial que adorna o define a la condición humana, y que no es otra que la disruptividad.
Es importante entender que si el Homo Sapiens ha llegado al punto de la evolución en el que nos encontramos, planteándose la prolongación de la vida humana o la exploración de nuevas galaxias, no es tanto por lo “Sapiens” o menos “Sapiens” que hayamos llegado a ser, si no más bien por la disruptividad inherente a su condición y aplicada tanto a su mirada hacia el exterior como a su comportamiento.
La Disruptividad sería así el factor que permitió a los humanos sobrevivir como especie en un entorno natural desfavorable. Permitiría también su proliferación cuando consiguió comprender primero y modificar después aquellas leyes de la Naturaleza que parecían eternas e inmutables.
De esta forma, tanto la aparición como la consolidación y posterior evolución de la especie humana no sólo son el resultado de fenómenos disruptivos permanentes sino que somos como especie porque este es probablemente el rasgo inscrito en nuestro ADN que no es compartido por ninguna otra especie.
En definitiva, juzguen Vds mismos si contiene carga “explosiva” el factor que constituye el principal rasgo definitorio del Ser Humano o Ser Disruptivo, porqué así lo han decidido la naturaleza, una civilización alienígena, Dios, o lo que cada uno crea.
Barcelona, Jordi Marcer
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